El piloto de Roar sumó más puntos en las últimas dos fechas que en las primeras cuatro del año de la PROCUP. Comenzó su propio pacto de buena suerte luego de la racha positiva de Rubilar.

Pacto: acuerdo entre partes donde se asumen derechos y obligaciones. ¿Cuál fue el de Manuel Scoli? Resignar puntos en la primera mitad de la Etapa 1, sufrir la mala suerte e incluso una situación inexplicable con su compañero de equipo, para luego recibir todos los premios juntos. Los números hablan por sí solos y sirven para darle contexto a esta afirmación: en las primeras cuatro fechas, el piloto de Viedma sumó 85 puntos. La cosecha fue magra, con una fecha de 0 puntos como fue la segunda en Laguna Seca (con exclusión del Sprint incluida).

Este pacto empezó a mostrar su lado positivo a partir de la quinta fecha, en Barcelona (cabe recordar que 15 días atrás perdió la posibilidad de pelear por el podio por un toque de su compañero de equipo). Manu clasificó segundo, le ganó la pulseada en la partida del Sprint a Nicolás Rubilar y ganó con tranquilidad de punta a punta. La final lo vio partir desde el octavo cajón, y el destino otra vez le mostró que estaba de su lado, porque lo que fue una mala largada, le ayudó a llegar con cierta distancia y margen para esquivar un accidente delante suyo. Dicha competencia lo vio ganar nuevamente con un ritmo infernal.

En Monza, el universo siguió pagando con intereses todo lo quitado a principio de año y Scoli ejecutó cuando lo tenía que hacer. Otra gran clasificación lo depositó en el segundo lugar, que le permitió tirunfar nuevamente en el Sprint que tuvo muchas variantes. En la final volvió a subir al podio, esta vez al segundo lugar, escoltando a Miguel San Martin, al que atacó en el epílogo de la competencia.

En estas dos últimas fechas, entonces, Manuel sumó 161 unidades, casi el doble de lo que hizo en cuatro. A falta de dos compromisos para la finalización de la Etapa 1, el de Roar se ubica en el quinto lugar de la tabla con chances matemáticas de darle pelea al chileno de RMS. Si bien se debe lamentar todo el terreno perdido, nadie le quita lo bailado en este último mes de la PROCUP.